Bonus: Una Estatuilla demasiado.. peculiar.

-Rayos, todo está oscuro, además no puedo moverme. Solo puedo mover mis pies. Y yo que me quejaba de que el museo era una penumbra.

Se preguntaran quien es el que se está quejando, y como es que llegue a estar en un lugar oscuro y pegajoso,  y que solo mis pies sienten la brisa de lo que podría llamarse o ser, la brisa matutina. 

Por lo que puedo sentir, está algo frio por allá afuera. Me pregunto ¿A donde fui a parar?  Créanme, ni yo lo sé, hace algunas horas estaba en un prestigioso museo. Oh disculpen, no les había comentado, soy una escultura. Mi nombre es lo de menos, lo que me preocupa es saber a donde fui a parar

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*Horas antes en una noche desierta en el Museo de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México*

-Como te iba diciendo mi estimada replica fotográfica de Peter Witkin (Objects Near a Window) eso de hablar y ser una fotografía tan explícita de un muerto decapitado, no es lo mío. Yo prefiero algo más sencillo, como ser un gnomo de jardín.

La tétrica dama de la fotografía de Witkin, con sus ojos saltones, su escasa cabellera y sus hermosas, pero impresionantes facciones, solo atina a sonreír llanamente y decir;

-Un día fui una dama de alta sociedad, asediada por caballeros de buen porte y con una inmensa fortuna. Pero en un abrir y cerrar de ojos, mi estatus social se vino abajo y mi inmensa fortuna, valió un carajo. Termine en la plancha a merced de Witkin, que me metió mano hasta donde no te he contado y en nombre de sus “irreconciliables diferencias religiosas”  que meramente es su puro ego y morbosidad, toma mi cuerpo como un vil carnicero y heme aquí.

La estatua simplemente sintió pena por aquella fotografía desgastada colgada en un rincón de la galería. 

Y así bien pudieron pasar algunas minutos u horas en donde ambas piezas de arte discutían por quien ha tenido el peor destino, que si el polvo, que si las termitas, que si el sol, que si el guardia de seguridad acosaban al cuadro fotográfico, en fin puras trivialidades de un típico museo contemporáneo.

Más tarde la estatua despierta de su “sueño reparador”, como le diría a su excéntrica amiga, gracias a que el conductor  que iba a toda madre y le toca semáforo en rojo, se da cuenta de que esta en una caja de llena de trocitos de espuma de polietileno y se pone a gritar como loca, siendo que nadie podía escucharlo debido al gran alboroto que había afuera, ya que la estaban transportando.

-Demonios, ellos con la pachanga y yo aquí encerrado. Me pregunto qué demonios está pasando, ¿Ahora que hice?,  si fue lo del tatuaje de “Seriously Gay” en la nalga izquierda de la réplica del David de Miguel Ángel, juro que yo no fui, fue “El Esclavo Moribundo”. Aposto las nalgas a favor de Los Acereros de Pittsburgh.

Antes de que la animada estatua terminara de sacar sus conclusiones, se da cuenta que de nuevo el chofer arranca como alma que lleva el diablo. Al parecer, tendrán un viaje muy ajetreado ya que se ha dado cuenta que no regresara más a su querido museo.

Minutos después se da cuenta del cambio de gravedad. Esta en un avión, eso es irrefutable.  Se sentía tan aterrada que lo único que faltaba era que hiperventilara en las horas de vuelo.

-Hay Santa Venus de Milo, si salgo de esta, no volveré a mofarme de gata de “La Gran Esfinge” y te aseguro que no volveré a fumar piedra-.  Dijo a punto de sufrir un colapso nervioso.

En cuanto acabo de decir esta frase, el avión aterrizo. Estaba siendo descargada,  cuanto se dio cuenta de que su caja se estaba moviendo. 

-Ahora sí, hijos de su madre, a donde me llevan?-. Maldijo muy desesperada.

Los guardias que se encargaban de llevarla por el mero hecho de mofarse cruelmente contra el arte, la llenaron de cemento hasta los pies, dando por hecho “Museo 0 – Guardias 1” todo esto, como si fuera un juego.

El día trascurría y los guardias, para no ser atrapados con las manos es el cemento, entraron en la madrugada al nuevo hogar de nuestra amiga y la voltearon de cabeza, dejándola rápidamente antes de que alguien los viera.

*Tiempo Actual*

-Ridículo ¿No?. Pues, les cambio de lugar, a ver si así aprecian más el arte. Porque eso de  “El arte es la expresión del alma que desea ser escuchada” son patrañas, solo pregúntenle a las fotografías de Witkin, pobre tipo, yo que ustedes, ni a su alma escucharía...