El arte de chingar a los demás 1

Yo no me considero en lo absoluto una persona que simpatice con todo mundo. Cuando algo no me parece o me agrada lo hago saber y si me mandan a la fregada entonces “LO HAGO SABER”. Existen los hipócritas que solo pasan por desapercibido todo aquello que no les parece, lo cual me parece la mejor postura ante dicha situación (en palabras de un amigo mío “la hipocresía es la base de la sociedad”) y se los reconozco pero yo no podría porque cada ves que vivo una situación inadecuada que sienta que requiera de mi entrometida intervención y no hago nada siento como una parte de mi se muere escandalosamente. Con esto les quiero decir que cuando molesto a alguien es bajo un principio bien marcado en mi ser, no por buscar reconocimiento, ni titulo ni fama. Pero últimamente he escuchado que personas cercanas a mi me cuentan que existen tipos que les gusta ganarse fama de “peligrosos” molestando y humillando a los mas débiles y es aquí donde digo ¿Quién es mas pendejo? El pendejo que se busca reconocimiento molestando a otros ó el pendejo que se deja molestar por esta gente cuya única ventaja es tener mas pelo en las bolas pero que aun se encuentran bajo el yugo paterno por lo cual aun pueden ser regañados y mandados al rincón sin cenar si sus figuras paternas se enteran de los abusos que sus vástagos hacen a los demás.

Si a mi alguien me llega a hacer una de esas primero lo impacto con mis comentarios y si eso no me lleva a un resultado satisfactorio enseguida mis puños toman el lugar de mis palabras. Se escucha barbárico e irracional pero piensen, si alguien les aplica una gachada no por venganza, solo por imponer una especie de temor basado en un instinto antiguo en el que conseguís protección a tu alrededor teniendo un perímetro de sometimiento que haría que tu fama llegara a cualquiera que entrase a dicho territorio de manera que tuvieses un escudo automático de fama que evite que seas buleado por otra persona, no pienso formar parte de dicho circulo y es mas de paso le enseño al cabronazo este que no es intocable y libro a la sociedad de este pendejo, y es así como duermo tranquilo todas las noches.

De chiquito me toco sufrir del típico buleo; ya saben te robaban el lonche, te quitaban el dinero y te corrían de la cancha. Estos bullys tenían el poder de hacerlo, unos por que eran fuertes y otros por que eran muy ingeniosos y yo me he topado en mi carrera académica con muchos de ellos. Es de esa manera que forje mi carácter y aunque aquellos que me molestaban eran unos hijos de su puta madre que hoy día deben estar manteniendo una esposa que embarazaron a los 17 años (o huyendo de ella), deben estar en la cárcel o rehabilitados como gente de bien (si como no), hoy día de cierta forma bizarra les estoy agradecido, aunque eso no evitaría que de topármelos de nuevo les desquite toro el rencor que aun siento por ustedes (así es imbéciles, todavía los recuerdo y cuando los encuentre…). Pero ¿que se puede esperar de la gente que es buleada por los bullys modernos? Esta gente que le da una mayor categoría a personas cuya mayor proeza de maldad es levantar un peluche tan alto que una niña de 12 años no lo pueda alcanzar es patética y mas aun los que los ven como unos abusivos intocables y semidioses, mi bullys por lo menos representaban un reto pero estos de hoy día, un yo de hace 10 años no se habría desarrollado con abusivos tan patéticos.

Ya dejen de sentirse la gran verga solo por tener mas pelo que los demás, búsquense respeto haciendo mierda el autoestima de alguien que lo tenga en alto, de alguien que sea tan feliz que hasta sea odioso, busquen hacer miserable a quien la vida le ha sonreído y dejen en paz a los mentecatos que no pueden ni contarle a una autoridad el abuso del que son victimas.