Madre, valemos MADRE!

Y aun asi, queda mucho por decir.

El Caso "Gordito"

26 de abril de 2011

Estas vacaciones me las he pasado de lleno en el rancho de mis a’pas hechandoles la mano con el ciber y otros changarrilos que tienen y en todo este tiempo no he tenido muchas situaciones memorables por lo que no se me ha ocurrido mucho para escribir.

En todo el tiempo que he estado aquí hay un hombre que siempre viene y se refiere a mí como “gordo” a falta de saber mi nombre. No es que me de pena mi condición física o que me incomode que me resalten un defecto así nada mas, es el hecho de que abusa de decirme así, por ejemplo: Llega el hombre al negocio y pretendiendo una conversación en la que el mismo sobrepone otro comentario a cualquiera que acabara de decir sin dejarme responder o retroalimentar lo que se supone seria una platica cliente-clerk osea: “buenas gordo” “cuanto vale esto gordo” “aquí esta gordo” “gracias gordo”. Le he preguntado de buena gana que porque tanta insistencia en pronunciar dicho “apodo” y el me dice que me dice así porque no sabe mi nombre, todo se solucionaría con solo decirle mi nombre ¿cierto? Pues no, no se lo dije porque me di cuenta de una cosa, auqnue supiera mi nombre no cuadra con la excusa pues si cuadro los mismos comentarios sobreponiendo mi nombre no queda lo que llamaría una platica casual, o ¿a usted lector le parece casual que mientras atienden un negocio llegue alguien y encimando comentarios repita tantas veces su nombre? “buenas Luis” “¿Cuánto vale esto Luis?” “aquí esta el dinero Luis” “gracias Luis” aun así es bien pinche hostigante y no es normal, así que esta persona no tiene justificación, lo hace por molestar (o como se dice en mi rancho “por chingar”) así que no le di el gusto de saber mi nombre tan fácilmente, de todas formas de haber querido saberlo para llamarme por el lo habría preguntado desde un principio ¿cierto?
Bueno, pues decidí aplicarle la misma chingadera. La próxima ves que ese mismo don regresó a comprarme unos cigarros le respondí rápidamente a cada comentario antes de que el pudiera responderse a si mismo. De manera que cuando llego algo así sucedió:
El- hola gordo
Yo-hola analfabeta

Entonces el nomas hace la típica exprecion de “a’chinga” y me dice que porque le respondo así me dice que es de mal gusto andar diciendo esas cosas. Es ahí donde le hecho en cara lo incomodo que es la situación y me escudo tras el hecho de que no sabia su nombre, el hombre en cuestión termino diciéndome su nombre a lo que le secundé diciéndole el mío. Desde entonces ya no me habla más que para dar el riguroso saludo (buenos días, buenas tardes) y para pedirme sus cigarros.

Sinceramente no me tomo personal una critica a mi físico, mal cuando me lo escupen en la cara de mala gana o como en este caso me friegan una y otra ves sin razón y para acabarla me dan una excusa estúpida. Bueno lector en estos momentos estoy muy molesto por tal remembranza, que no es lo peor que te puede pasar atendiendo un changarrito pero siempre es muy molesto y si me van a estar recordando a cada rato de forma maliciosa un defecto físico pues yo estoy en todo mi recontrapinche derecho de recordarles que tienen mamasita.

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